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    Cefalea Tensional: Enfoque Integrativo y Perspectivas Terapéuticas

    cefalea tensional


    Resumen
    La cefalea tensional es el tipo más frecuente de dolor de cabeza en la población general, caracterizado por una sensación opresiva y bilateral. Desde la medicina integrativa, se aborda no solo como un trastorno musculoesquelético o neurológico, sino como una manifestación multifactorial donde confluyen aspectos físicos, emocionales, bioquímicos y energéticos. Este artículo explora la cefalea tensional desde la medicina convencional y las terapias complementarias, ofreciendo una visión amplia y basada en evidencia para su manejo.



    Definición y Clasificación

    La cefalea tensional es un trastorno primario caracterizado por un dolor de cabeza de intensidad leve a moderada, de tipo opresivo, generalmente bilateral, no agravado por la actividad física. Se clasifica en:

    • Episódica infrecuente: <1 día al mes.

    • Episódica frecuente: 1-14 días/mes.

    • Crónica: ≥15 días/mes por al menos 3 meses.

    La evolución puede ser fluctuante, con periodos de remisión o cronificación vinculados a factores emocionales y tensionales.

    Síntomas de las cefaleas tensionales


    Signos y Síntomas

    Los síntomas principales incluyen:

    • Dolor opresivo, "en banda", generalmente bilateral.

    • Sensación de tensión o rigidez en cuello, hombros y cuero cabelludo.

    • Ausencia de náuseas, vómitos o fotofobia intensa (a diferencia de la migraña).

    En niños y adolescentes puede confundirse con cefalea secundaria por problemas visuales o posturales. En adultos, el estrés laboral y emocional es un disparador frecuente.

    Medicina Convencional

    medicina convencional para la cefalea tensional


    Diagnóstico clínico:
    Se basa en los criterios de la International Classification of Headache Disorders (ICHD-3): duración de 30 minutos a 7 días, dolor no pulsátil, bilateral, sin agravamiento por actividad y sin síntomas neurológicos. La historia clínica debe indagar factores desencadenantes, hábitos y antecedentes.

    Diagnóstico paraclínico:
    No requiere estudios imagenológicos salvo que existan signos de alarma (cefalea de reciente aparición, cambios neurológicos, pérdida de peso, fiebre). Las pruebas de laboratorio son normales.

    Tratamiento convencional:

    • Analgésicos simples (paracetamol, AINEs).

    • Relajantes musculares en algunos casos.

    • Antidepresivos tricíclicos (amitriptilina) para formas crónicas.

    • Terapias cognitivo-conductuales para el manejo del estrés.

    Prevención ortodoxa:
    Incluye higiene del sueño, pausas activas, ergonomía laboral, reducción del estrés, actividad física regular y evitar el sobreuso de medicamentos.

    Medicina Integrativa y Terapias Complementarias



    Alimentación y dieta terapéutica:

    Se recomienda una dieta antiinflamatoria rica en ácidos grasos omega-3, magnesio, vitamina B2 y coenzima Q10. Evitar cafeína excesiva, alcohol y alimentos ultraprocesados.

    Terapia ortomolecular y oligoelementos:


    • Magnesio (300-600 mg/día) por su efecto relajante muscular.

    • Riboflavina (vitamina B2) y coenzima Q10 como preventivos.

    • Oligoelementos como manganeso-cobalto para el terreno neurovegetativo.

    Sales de Schuessler:

    • N° 7 Magnesium phosphoricum (espasmos musculares).

    • N° 5 Kalium phosphoricum (agotamiento nervioso).

    Fitoterapia, aromaterapia y flores de Bach:

    • Fitoterapia: Matricaria (Tanacetum parthenium), Petasites hybridus.

    • Aromaterapia: Aceites esenciales de lavanda, mejorana, menta.

    • Flores de Bach: White Chestnut (pensamientos repetitivos), Vervain (tensión mental), Olive (agotamiento).

    Terapias físicas:

    • Hidroterapia: Baños calientes y compresas húmedas.

    • Geoterapia: Cataplasmas de arcilla en la nuca.

    • Gemoterapia: Amatista para calmar la mente.

    Terapias manuales:

    Masaje terapéutico, reflexología podal, osteopatía craneal, shiatsu, masaje tuina, orientados a liberar tensión miofascial.

    Terapias ancestrales:

    • Las terapias ancestrales representan un pilar esencial en el abordaje integrativo, conectando al paciente con prácticas milenarias que buscan restablecer el equilibrio energético y psicoemocional.

      Acupuntura:

      Desde la Medicina Tradicional China (MTC), la cefalea tensional se asocia a estancamiento de Qi en el meridiano de hígado y tensión del Yang ascendente. Se trabajan puntos como:

      • GB20 (Fengchi): libera viento y relaja los músculos occipitales.

      • LI4 (Hegu): punto maestro para el dolor general.

      • Taiyang (punto extra): específico para cefaleas temporales.

      • LV3 (Taichong): regula la energía del hígado. El uso de moxibustión y auriculoterapia complementa el tratamiento.

      Ayurveda:

      En la medicina ayurvédica, la cefalea tensional suele vincularse al desequilibrio de Vata dosha, manifestando tensión, ansiedad y sequedad mental. Las intervenciones incluyen:

      • Shirodhara: flujo de aceite tibio sobre la frente para calmar el sistema nervioso.

      • Masajes con aceite de sésamo (Abhyanga) para reducir Vata.

      • Infusiones de hierbas como ashwagandha y brahmi para nutrir el sistema nervioso.

      Homeopatía:

      La homeopatía selecciona medicamentos según la modalidad del dolor:

      • Bryonia: cefalea agravada por el movimiento, con sed intensa.

      • Gelsemium: cefalea con pesadez y somnolencia.

      • Nux vomica: cefalea de origen tensional por exceso de trabajo, irritabilidad. La potencia y dosis dependen del terreno constitucional.

      Medicina Antroposófica:

      Propone abordar la cefalea tensional desde la relación entre el sistema nervioso y el sistema rítmico, utilizando preparados como Bryophyllum o Lavandula en tintura, y terapias artísticas (pintura, modelado) para liberar tensiones emocionales.

    Conclusión

    La cefalea tensional requiere un abordaje integrador que contemple no solo el alivio del dolor, sino también la prevención de recaídas y la gestión del estrés y las emociones. La combinación de terapias convencionales y complementarias ofrece un espectro terapéutico amplio, adaptado a las necesidades individuales del paciente. Las investigaciones recientes en neuroplasticidad, microbiota y modulación del estrés abren nuevas perspectivas para entender y tratar este trastorno tan prevalente.

    Referencias

    • Bendtsen, L., et al. (2020). Evidence-based guideline on the treatment of tension-type headache. Journal of Headache and Pain, 21(1), 76.

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    • Rossi, P., et al. (2019). Nutraceuticals in the prophylaxis of primary headaches. Neurological Sciences, 40(Suppl 1), 129-135.

    • Headache Classification Committee of the International Headache Society (IHS). (2018). The International Classification of Headache Disorders, 3rd edition. Cephalalgia, 38(1), 1-211.